[vc_row][vc_column css=».vc_custom_1502529981371{margin-top: 0px !important;padding-top: 0px !important;padding-right: 35px !important;}» offset=»vc_col-lg-9 vc_col-md-12″][vc_column_text]Había una vez 4 duendes que pescaban, y lo hacían siempre por la mañana temprano. Cada madrugada se levantaban e iban a pescar a su muelle preferido.
Una mañana uno de los duendes, el duende azul, se encontró con un par de pájaros y les construyó un nido, y los comenzó a cuidar desde ese día, dándoles de comer y acompañándolos a todos lados. Se querían mucho y se hicieron grandes amigos.
El duende más pequeño encontró una cuchara, y desde ese momento la utilizaba para cocinar y cada comida que hacía le salía más y más rica, y nunca necesitaron comida. Cuidaba mucho su cuchara y nunca la perdía.
Antenitas, la duende mujer, se encontró una vez un zapato que se le había perdido hace mucho tiempo en el mar y ahora, con sus dos botas, prometió no perderla jamás por lo que la llevaba consigo a donde fuera.
El duende restante, el más gordito, nunca paraba de comer, y comía lo que le cocinaba el más pequeño. Una vez, se encontró un bichito de luz y le armó una jaula para que se iluminara de noche. Durante el día, salía a pasear y jugar.
Con todas las cosas que se encontraron los duendes que pescaban, vivieron felices, y por eso las cuidaban con mucho esmero y cariño.
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