Una pulga estaba colocada sobre el pie desnudo de un luchador y lo mordía, haciendo al hombre llamar en voz alta a Hércules para que le ayudara.
Cuando la Pulga por segunda vez saltó sobre su pie y lo mordió, él gimió y dijo,
-¡Oh Hércules! ¿Si usted no me ayuda contra una pulga, cómo puedo esperar su ayuda contra mayores antagonistas?-
Si no recibimos la ayuda en las pequeñas necesidades, no perdamos la esperanza de recibirla en las grandes necesidades.