Dispraxia en Niños: Dificultades Motoras, Estrategias de Apoyo en 2025

La dispraxia infantil, también conocida como trastorno del desarrollo de la coordinación (TDC), es una condición neurológica que afecta la planificación y ejecución de los movimientos. No se trata de falta de inteligencia ni de flojera: los niños con dispraxia saben qué quieren hacer, pero su cerebro tiene dificultades para organizar y coordinar la secuencia motriz necesaria.

En 2025 la investigación confirma que la dispraxia tiene una base neurológica clara, y la conciencia pública sobre este trastorno ha crecido. Sin embargo, aún hay un enorme desconocimiento. Muchos niños siguen siendo etiquetados como «torpes», «despistados» o «perezosos», lo cual afecta de forma significativa su autoestima y desarrollo académico.


¿Qué es la Dispraxia Infantil?

La dispraxia es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la:

  • Planificación motriz → decidir qué movimientos deben hacerse.
  • Secuenciación → ordenar mentalmente los pasos necesarios.
  • Ejecución → coordinar músculos y articulaciones para realizar la acción.

Diferencia con torpeza motriz común

Todo niño puede ser torpe en ocasiones. En la dispraxia, la torpeza es persistente y afecta múltiples áreas de la vida, desde la escritura hasta vestirse o jugar.

📌 Recurso de autoridad: Dyspraxia Foundation UK.


Prevalencia y reconocimiento en 2025

  • La dispraxia afecta a entre el 5-6% de los niños en edad escolar.
  • Es más común en varones, con una proporción de 2:1 frente a niñas.
  • A menudo se solapa con TDAH, dislexia y autismo, generando diagnósticos confusos.
  • Pese a su impacto, sigue infra diagnosticada porque muchos docentes no conocen las señales.

Síntomas de la dispraxia

Desarrollo temprano (0–3 años)

  • Retraso en alcanzar hitos motores (caminar, gatear).
  • Dificultad para masticar y transitar a alimentos sólidos.
  • Problemas con juegos motores simples como encajar piezas.

Edad preescolar (3–6 años)

  • Dificultad para vestirse solo.
  • Inseguridad al saltar, correr o subir escaleras.
  • Problemas para sostener un lápiz adecuadamente.

Edad escolar (6–12 años)

  • Escritura lenta y desorganizada (frecuente asociación con disgrafía).
  • Problemas para participar en deportes y juegos de equipo.
  • Tropiezos frecuentes o caídas.
  • Fatiga motora rápida en actividades prolongadas.

Adolescencia

  • Baja autoestima ligada a la dificultad motriz.
  • Problemas para aprender a conducir bicicletas o vehículos.
  • Rechazo a actividades físicas grupales.
  • Dificultades de organización en rutinas diarias (planificación de tareas escolares, proyectos grupales).

Causas y bases neurológicas

  1. Genética
    • Alta incidencia en familias con antecedentes de trastornos del neurodesarrollo.
    • Estudios genómicos recientes apuntan a variantes en genes relacionados con la migración neuronal.
  2. Neurológica
    • Disfunción en el cerebelo, corteza motora y lóbulo parietal.
    • Alteraciones en la conectividad entre áreas motoras y ejecutivas.
  3. Factores perinatales
    • Prematuridad, bajo peso al nacer, complicaciones en el parto pueden aumentar la probabilidad.

📌 Referencia: NHS UK – Dyspraxia overview.


Diagnóstico en 2025

El diagnóstico se realiza a través de:

  • Evaluaciones psicomotoras estandarizadas (Movement Assessment Battery for Children – MABC-2).
  • Pruebas cognitivas para descartar otros trastornos.
  • Valoración por terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas pediátricos.
  • Análisis digital con sensores de movimiento e inteligencia artificial, que detectan patrones de coordinación atípicos.

Estrategias de intervención

Terapia ocupacional

  • Ejercicios motrices progresivos centrados en equilibrio, coordinación y motricidad fina.
  • Rutinas de autocuidado (abotonar, atar cordones, usar cubiertos).

Apoyo escolar

  • Adaptaciones en educación física (actividades individuales en lugar de grupales competitivas).
  • Opciones de escritura digital en trabajos y exámenes.
  • Uso de material escolar adaptado (lápices ergonómicos, tijeras especiales).

Vida diaria

  • Dividir tareas complejas en pasos simples.
  • Uso de apoyos visuales para planificar rutinas (pictogramas, agendas visuales).
  • Reforzamiento positivo ante pequeños logros.

Tecnología

  • Apps de entrenamiento motriz gamificado.
  • Sensores y videojuegos activos para mejorar coordinación.
  • Herramientas de dictado por voz para compensar dificultades en escritura manual.

Impacto emocional y social

La dispraxia no solo dificulta las tareas motoras, también afecta al bienestar emocional:

  • Baja autoestima por “torpeza”.
  • Riesgo de bullying en contextos escolares y deportivos.
  • Ansiedad social debido a la percepción de ser diferente.

Un acompañamiento psicológico temprano ayuda a reforzar la confianza y a promover la aceptación de la diversidad motriz.


Avances recientes (2020–2025)

  • Uso de realidad aumentada para entrenamiento de coordinación.
  • Estudios genéticos que identifican biomarcadores específicos.
  • Programas inclusivos en educación física que valoran la participación más que la competencia.
  • Mayores campañas de sensibilización social en Reino Unido, España y Latinoamérica.

Preguntas frecuentes (FAQs)

¿La dispraxia desaparece con la edad?
No. Acompaña a la persona, pero con terapia adecuada mejora significativamente la funcionalidad.

¿Es lo mismo que TDAH o dislexia?
No, aunque puede coexistir con ellos. La dispraxia es principalmente motriz, mientras que TDAH afecta la atención y la dislexia a la lectura.

¿Un adulto con dispraxia puede llevar vida independiente?
Sí. Con apoyos y estrategias de compensación, pueden lograr independencia académica, laboral y personal.

¿Es cierto que los niños con dispraxia son menos inteligentes?
No. La inteligencia general no está afectada. Es una dificultad en la coordinación, no en la capacidad cognitiva.


La dispraxia infantil es un trastorno del desarrollo motor que puede impactar en la escritura, la actividad física, la autonomía diaria y la autoestima. En 2025 sabemos mucho más sobre sus causas, diagnóstico y abordaje, y contamos con herramientas tecnológicas y terapias integrales para apoyar a los niños.

La clave está en la detección temprana, el acompañamiento constante de familia y escuela, y la inclusión real en todos los entornos. Con apoyos personalizados, los niños con dispraxia pueden desarrollar plenamente su potencial y participar en igualdad de condiciones en la sociedad.

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