El autismo infantil, dentro del marco de los trastornos del espectro autista (TEA), se caracteriza por diferencias significativas en la forma de comunicarse, relacionarse y procesar la información social. Aunque cada niño es único y se encuentra en un punto distinto del espectro, la gran mayoría presenta dificultades en las habilidades sociales: interpretar gestos, mantener una conversación, entender emociones ajenas o adaptarse a las reglas de interacción de un grupo.
En 2025, las investigaciones nos muestran que, lejos de ser un aspecto “secundario”, el déficit en habilidades sociales es el núcleo más determinante del TEA. La buena noticia es que, gracias a terapias especializadas, estrategias educativas y el uso de tecnologías emergentes, cada vez es más posible lograr avances significativos.
¿Por qué las habilidades sociales son un reto en el autismo?
Un niño con TEA no carece de interés en las relaciones sociales, pero procesa de manera distinta las señales sociales. Esto se ve reflejado en:
- Dificultad para el contacto visual sostenido.
- Problemas para identificar expresiones faciales y emociones básicas.
- Limitación para comprender reglas no escritas (turnos de palabra, proximidad física).
- Uso de lenguaje muy literal, con problemas para interpretar sarcasmo o bromas.
- Intereses restringidos que dificultan encontrar temas de conversación compartidos.
Estas diferencias pueden llevar a situaciones de aislamiento escolar, problemas de convivencia y baja autoestima, pero no son inamovibles: con el entrenamiento adecuado, las habilidades sociales pueden desarrollarse y mejorar notablemente.
Prevalencia de dificultades sociales en TEA
Las investigaciones más recientes han mostrado que:
- Más del 90% de los niños con diagnóstico de TEA presentan algún grado de alteración en competencias sociales.
- Entre un 40% y 60% muestra ansiedad social asociada, agravando la dificultad en la interacción.
- Las habilidades sociales suelen ser el factor que más influye en la integración educativa y profesional a largo plazo.
📌 Lectura de referencia: CDC – Autism Spectrum Disorder .
Cómo se manifiestan por etapas
Etapa preescolar
- Falta de juegos compartidos con pares.
- Preferencia por juegos solitarios o repetitivos.
- Escasa imitación social espontánea.
Etapa escolar (5–12 años)
- Dificultad para integrarse en grupos grandes.
- Problemas para seguir las normas flexibles del juego social.
- Conductas vistas por los demás como “extrañas” o “desajustadas”.
Adolescencia
- Mayor aislamiento social.
- Problemas con la reciprocidad emocional en amistades.
- Elevado riesgo de acoso escolar (bullying).
- Ansiedad social y depresión como consecuencias secundarias.
Diagnóstico y evaluación de habilidades sociales en 2025
Se utilizan baterías específicas como:
- Escalas de observación clínica (ADOS-2).
- Cuestionarios parentales y de maestros (Social Responsiveness Scale, SRS-2).
- Plataformas digitales con IA que registran la interacción del niño mediante juegos virtuales, midiendo uso de mirada, expresiones y turnos de participación.
📌 Recurso adicional: National Institute of Mental Health (NIMH) – Autism Spectrum Disorders .
Intervenciones más efectivas para mejorar las habilidades sociales
Terapia individual y grupal
- Entrenamiento en habilidades sociales (EHS): programas estructurados con role-playing, práctica guiada e instrucciones explícitas sobre cómo iniciar y mantener una conversación.
- PEERS® Program: basado en evidencia, dirigido a adolescentes, se centra en enseñar a hacer y mantener amistades.
- Terapia cognitivo-conductual adaptada al TEA: trata la ansiedad social, que suele interferir en la participación social.
Estrategias en la escuela
- Apoyos visuales para guiar interacciones (turnos de palabra, reglas del juego).
- Grupos reducidos para practicar habilidades sociales de forma más segura.
- Docentes capacitados en comunicación clara, instrucciones literales y uso de ejemplos concretos.
Familias y comunidad
- Entrenar a padres para reforzar los comportamientos sociales en casa.
- Exponer gradualmente al niño a diferentes contextos sociales con supervisión.
- Promover la empatía de los compañeros mediante programas de sensibilización en el aula.
Tecnología innovadora 2025
- Realidad virtual inmersiva: simula conversaciones y escenarios sociales, permitiendo practicar en un entorno seguro.
- Robots sociales: ayudan al niño a ensayar turnos de palabra y a reconocer emociones.
- Apps con IA: analizan la conversación del niño en tiempo real y sugieren respuestas sociales adaptadas.
Impacto psicológico del déficit social
Las dificultades de socialización no solo limitan las oportunidades de amistad, también afectan la autoestima. Muchos niños se perciben como “raros” y esto aumenta los riesgos de depresión y retraimiento. El abordaje integral debe incluir:
- Intervenciones específicas en habilidades sociales.
- Enseñanza de competencias emocionales.
- Espacios seguros donde se fomente la aceptación y la neurodiversidad.
Avances recientes en investigación
- Desde 2021, estudios con resonancia funcional muestran que los niños con TEA presentan diferencias en la activación de la corteza temporal superior durante interacciones sociales.
- La genética ha identificado vínculos entre TEA y genes que regulan la dopamina y oxitocina, implicados en la motivación social.
- Ensayos con oxitocina nasal han mostrado cierta eficacia para aumentar la atención a rostros, aunque aún no hay consenso sobre su uso clínico.
Preguntas frecuentes (FAQs)
¿Un niño con autismo puede aprender habilidades sociales como cualquier otro niño?
Sí, aunque requiere una enseñanza más explícita, estructurada y contextualizada.
¿Sirven los grupos de habilidades sociales?
Sí, siempre que estén dirigidos por profesionales y diseñados para las necesidades particulares del niño.
¿Qué papel tienen las nuevas tecnologías?
Un papel clave en 2025: la realidad virtual y los robots sociales permiten un entrenamiento seguro y altamente motivador.
¿Pueden las dificultades sociales mejorar en la adolescencia o adultez?
Sí, especialmente cuando el niño ha recibido apoyo temprano. Muchos adultos autistas aprenden a manejar interacciones sociales con éxito.
Y además
Las habilidades sociales constituyen uno de los mayores retos —y al mismo tiempo, una de las áreas con más posibilidades de crecimiento— en los niños con autismo. Gracias a terapias estructuradas, estrategias familiares, programas escolares inclusivos y tecnología de vanguardia, cada vez más niños logran pasar de la dificultad al éxito social.
En 2025, el desafío colectivo es comprender que el desarrollo social no es solo responsabilidad de los niños con autismo, sino de todo el entorno que les rodea: escuela, familia y sociedad. La clave no es forzarles a “encajar”, sino construir comunidades que valoren y respeten la diversidad.