El trastorno del procesamiento sensorial (TPS) es una condición compleja que influye en la forma en que los niños perciben, interpretan y responden a la información que reciben a través de sus sentidos. Para muchos pequeños, escuchar una voz, sentir la textura de la ropa o el ruido del tráfico pueden convertirse en experiencias abrumadoras o, por el contrario, pueden pasar desapercibidas.
En 2025, la investigación sobre integración sensorial es más sólida que nunca. Gracias a nuevos estudios de neurociencia, comprendemos mejor las bases cerebrales del procesamiento sensorial, su relación con los trastornos del neurodesarrollo y las estrategias más eficaces para apoyar a estos niños.
¿Qué es el Trastorno del Procesamiento Sensorial?
El procesamiento sensorial es la capacidad del sistema nervioso para recibir estímulos de los sentidos (visión, audición, tacto, olfato, gusto, propiocepción y vestibular), organizarlos y dar una respuesta adecuada.
En el TPS, este proceso falla. El resultado es que el niño:
- Puede reaccionar con hipersensibilidad (molestia extrema a ruidos, luces, ropas).
- Puede mostrar hiposensibilidad (no darse cuenta de un corte o golpe).
- Puede tener respuestas mixtas que afectan su vida diaria, su conducta, su aprendizaje y su autoestima.
Diferencia con otros diagnósticos
- No es autismo, aunque es frecuente en niños con TEA.
- No es un simple “capricho”. No se trata de que el niño sea exigente, sino de un procesamiento neurológico distinto.
Prevalencia y reconocimiento actual
- Investigaciones internacionales sugieren que 1 de cada 6 niños presenta algún grado de dificultades sensoriales significativas.
- En 2025, aunque aún no figura en el DSM-5 como diagnóstico independiente, se reconoce como un desorden comórbido frecuente en TEA, TDAH, ansiedad y trastornos del lenguaje.
📌 Fuente recomendada: Child Mind Institute – Sensory Processing Disorder .
Causas y bases neurológicas
El TPS tiene una base multifactorial:
- Genética y neurodesarrollo: estudios de neuroimagen muestran diferencias en la conectividad de las áreas de integración sensorial.
- Parto y factores perinatales: prematuridad, hipoxia y bajo peso al nacer aumentan el riesgo.
- Relación con otros trastornos: muy común en TEA (hasta un 90% de los niños autistas presenta alteraciones sensoriales).
Tipos de procesamiento sensorial alterado
Hipersensibilidad (hiperreactividad)
- Reacción extrema a sonidos normales (como aspiradora, timbre).
- Rechazo a ciertas ropas por la textura.
- Molestia ante luces brillantes.
Hiposensibilidad (hiporreactividad)
- No reacciona al dolor o a temperaturas extremas.
- Busca estímulos intensos (golpes, saltos fuertes).
- Necesidad de tocar todo constantemente.
Búsqueda sensorial
- Conductas repetitivas para autorregularse (bailar, girar, lanzarse al suelo).
Síntomas comunes según la edad
Lactantes
- Irritabilidad excesiva con sonidos.
- Dificultades de alimentación (rechazo a texturas).
Niños pequeños
- Problemas para dormir.
- Crisis de llanto ante cambios en el entorno.
- Evita juegos en grupo o columpios.
Edad escolar
- Distracción constante por sonidos o luces.
- Dificultad para escribir debido a la percepción táctil.
- Conductas disruptivas como mecanismo de defensa.
Diagnóstico y evaluación en 2025
En la actualidad se utilizan:
- Cuestionarios parentales estandarizados (ej. Sensory Profile 2).
- Evaluaciones con terapeutas ocupacionales especializados en integración sensorial.
- Pruebas experimentales con realidad virtual que simulan escenarios sensoriales para observar la respuesta del niño.
📌 Recurso de referencia: University of California – STAR Institute del SPD .
Intervenciones y tratamientos más efectivos
Terapia de integración sensorial (TIS)
Es el abordaje con mayor respaldo:
- Exposición controlada y lúdica a estímulos sensoriales.
- Entrenamiento gradual para mejorar tolerancia.
- Uso de columpios, pelotas terapéuticas, cepillado oral y táctil.
Estrategias escolares
- Auriculares con cancelación de ruido.
- Rincones de calma en el aula.
- Materiales adaptados (papel con texturas, lápices con agarres).
Estrategias familiares
- Anticipar cambios de rutina con imágenes.
- Usar mantas con peso para dar sensación de calma.
- Ofrecer juegos sensoriales controlados cada día.
Vida diaria y calidad de vida
Los niños con TPS pueden sentirse incomprendidos, etiquetados como “malcriados” o “hiperactivos”. La sensibilización social es crucial.
- Familia: mantener rutinas claras, reforzar con paciencia, evitar castigos por conductas que son respuesta sensorial.
- Escuela: promover un plan de apoyo individualizado.
- Contexto social: campañas para normalizar auriculares protectores, juguetes sensoriales o adaptaciones.
Avances científicos recientes
- Neuroimagen en alta resolución: confirma alteraciones en la conectividad tálamo-cortical.
- IA aplicada a la evaluación: apps que identifican patrones de movimientos repetitivos como indicadores de búsqueda sensorial.
- Realidad virtual terapéutica: utilizada para entrenar tolerancia gradual a entornos complejos como centros comerciales o parques.
Preguntas frecuentes (FAQs)
¿El trastorno del procesamiento sensorial es lo mismo que el autismo?
No, pero es frecuente en niños con TEA. Puede existir de forma independiente.
¿Mi hijo superará estas dificultades con la edad?
Con terapia y apoyos adecuados es posible mejorar mucho la autorregulación. Sin intervención, los síntomas pueden persistir en la adolescencia.
¿Qué especialista lo trata?
Principalmente terapeutas ocupacionales especializados en integración sensorial. También logopedas y psicólogos pueden formar parte del equipo.
¿Existen medicamentos para el TPS?
No. La intervención es terapéutica y ambiental. Se recomienda un equipo multidisciplinar.
El trastorno del procesamiento sensorial no es una simple manía infantil ni un capricho. Es un trastorno neurológico real que influye profundamente en la vida del niño y su entorno. Los avances actuales permiten intervenir con más eficacia que nunca.
El éxito depende de:
- Un diagnóstico temprano.
- Terapia de integración sensorial persistente.
- Colaboración entre familia, escuela y profesionales de salud.
- Entornos sociales inclusivos que normalicen la neurodiversidad.
Con paciencia, comprensión y apoyos adecuados, los niños con TPS pueden aprender a gestionar mejor su mundo sensorial y desplegar todo su potencial.