Introducción
La hiperactividad es uno de los síntomas más característicos del Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH), aunque también puede presentarse en niños que no cumplen todos los criterios diagnósticos. En el contexto escolar, la hiperactividad se manifiesta como inquietud motora constante, dificultad para permanecer sentado, interrupciones frecuentes, impulsividad y desorganización.
Para los docentes, manejar un aula con varios alumnos inquietos puede convertirse en un reto diario. No obstante, lejos de considerar la hiperactividad como un obstáculo insalvable, se trata de aprender a canalizar esa energía, estructurar el entorno y aplicar estrategias educativas claras, consistentes y respetuosas.
Entender la hiperactividad en el contexto escolar
¿Qué es la hiperactividad?
La hiperactividad aparece como parte del TDAH, especialmente en el subtipo combinado o predominantemente hiperactivo-impulsivo. Supone un nivel de actividad motora excesiva e incontrolada en relación con la edad y las demandas del entorno.
Manifestaciones en el aula
- Se levantan de la silla constantemente.
- Hablan en exceso o interrumpen.
- Tocan objetos de la mesa o juegan con sus materiales sin necesidad.
- Corren o se balancean en momentos inapropiados.
- Dificultad para esperar turno.
- Se frustran rápidamente y reaccionan con impulsividad.
Confusión frecuente
No todo niño activo es hiperactivo. La diferencia está en la persistencia, intensidad y el impacto en la vida escolar y social.
Retos que enfrentan los docentes
- Mantener la atención de toda la clase sin que la hiperactividad desorganice la dinámica.
- Dar respuesta a la diversidad: algunos necesitan moverse, otros requieren calma.
- Controlar conductas disruptivas sin etiquetar o excluir al alumno.
- Evaluar objetivamente el rendimiento académico más allá de la conducta.
- Coordinar con las familias y equipos de orientación.
Estrategias a nivel de aula
1. Establecer rutinas claras
Los niños hiperactivos necesitan estructura. Saber qué viene después reduce la ansiedad y la impulsividad.
- Colgar en el aula calendarios visuales.
- Iniciar el día repasando la agenda.
- Usar pictogramas o esquemas sencillos de actividades.
2. Organización del espacio
- Sentar al niño cerca del maestro y alejado de distracciones como ventanas o puertas.
- Disposición en grupos pequeños en lugar de filas largas.
- Incluir un “rinconcito de calma” donde pueda autorregularse unos minutos.
3. Actividades físicas breves
Incluir pausas de movimiento de 3 a 5 minutos cada cierto tiempo:
- Estiramientos.
- Saltos suaves.
- Respiraciones guiadas.
- Juegos de coordinación rápida.
4. Instrucciones claras y concretas
Los niños hiperactivos responden mejor a órdenes breves.
- Evitar frases largas con múltiples pasos.
- Dar una instrucción cada vez.
- Acompañar con gestos y ejemplos visuales.
5. Fomentar la autorregulación
- Uso de relojes visuales o temporizadores.
- Técnicas de autoinstrucción: “Primero pienso, luego actúo”.
- Identificar con colores los niveles de energía: rojo (alto), amarillo (moderado), verde (calma).
6. Refuerzo positivo inmediato
- Reforzar esfuerzos, no solo resultados.
- Usar tablas de puntos o estrellas.
- Premiar conductas específicas: “Hoy lograste levantar la mano antes de hablar”.
Estrategias académicas
Fraccionar las tareas
- Dividir trabajos largos en subtareas con pequeños descansos.
- Proporcionar listas de verificación.
Presentar contenidos multisensoriales
- Explicaciones con imágenes, objetos, dramatizaciones.
- Uso de recursos digitales interactivos.
Evaluaciones flexibles
- Permitir exámenes orales si es necesario.
- Reducir la cantidad de preguntas sin alterar los objetivos.
- Evaluar progreso individual.
Estrategias de conducta
Economía de fichas
Sistema de refuerzos donde el alumno gana fichas por conductas positivas y las intercambia por privilegios.
Contratos conductuales
Acuerdos escritos entre el niño y el maestro sobre lo que se espera y las recompensas.
Ignorar conductas leves
Si no ponen en riesgo a nadie, es mejor no dar atención a pequeñas conductas disruptivas para no reforzarlas.
Consecuencias proporcionales
Cuando sea necesario aplicar consecuencias, deben ser inmediatas y relacionadas con la conducta (ejemplo: si lanza papeles, recoge la basura del aula).
Estrategias emocionales
Enseñar técnicas de autocontrol
- Respirar profundo contando hasta 5.
- Apretar y soltar las manos para liberar tensión.
- Juegos de relajación muscular progresiva.
Promover habilidades sociales
- Juegos de roles para practicar turnos.
- Actividades en pareja o grupos pequeños.
- Expresar emociones a través de dibujos o diarios visuales.
Desarrollar autoestima
Muchos niños hiperactivos reciben constantes críticas. Es esencial reforzar sus logros y celebrar avances.
Estrategias con el grupo de compañeros
- Crear un ambiente inclusivo: explicar la diversidad y la necesidad de ser pacientes.
- Fomentar la cooperación: proyectos grupales en los que todos tengan un rol.
- Evitar etiquetas: no llamar al alumno “hiperactivo” de manera pública.
- Promover la empatía: actividades sobre ponerse en el lugar del otro.
Estrategias para el docente
- Mantener la calma frente a conductas disruptivas.
- Pedir apoyo al equipo de orientación escolar.
- Evitar luchas de poder innecesarias.
- Priorizar el vínculo afectivo antes que el control absoluto.
- Formarse en TDAH y estrategias de inclusión.
Coordinación con las familias
- Compartir con los padres estrategias que funcionan en la escuela.
- Escuchar las experiencias de casa.
- Establecer canales de comunicación regulares (agenda, correo).
- Generar coherencia entre hogar y aula.
Ejemplos de actividades prácticas
- Juego de semáforo: verde = moverse, amarillo = bajar intensidad, rojo = detenerse.
- Yoga y mindfulness infantil: posturas sencillas y ejercicios de respiración.
- Dinámicas de turnos: juegos de cartas, dominó, rol por equipos.
- Caja sensorial de calma: pelotas, plastilina, arena mágica para autorregulación.
Avances recientes y tendencias educativas
- Uso de apps educativas para seguimiento de conducta y organización.
- Inclusión de programas de autocontrol emocional en el currículo.
- Escuelas flexibles con clases al aire libre o mayor movimiento físico.
- Estrategias basadas en el aprendizaje cooperativo y no solo individual.
La hiperactividad no debe verse solo como un problema, sino como una característica que puede ser canalizada de forma positiva. Con estrategias adecuadas, los niños hiperactivos pueden desarrollar concentración, habilidades sociales y confianza en sí mismos.
El papel del docente es fundamental: establecer rutinas claras, reforzar lo positivo, brindar movimiento controlado y trabajar de forma coordinada con familias y especialistas. De esta manera, el aula no solo será un espacio de aprendizaje, sino también de inclusión y crecimiento personal.