Cómo ayudar a un niño con autismo a desarrollar la empatía: Programa progresivo de actividades socioemocionales

Introducción

La empatía es la capacidad de reconocer, comprender y responder a las emociones de los demás. Para los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) , la empatía no siempre surge de manera espontánea, debido a dificultades en:

  • Comprender emociones en otros (teoría de la mente).
  • Interpretar expresiones faciales y lenguaje corporal.
  • Iniciar y mantener interacciones sociales.
  • Ajustar su conducta en función del estado emocional de los demás.

Sin embargo, la empatía puede entrenarse y desarrollarse mediante programas estructurados y actividades adaptadas. Fomentar esta habilidad resulta esencial para:

  • Mejorar la comunicación social.
  • Establecer y mantener amistades.
  • Prevenir conductas problemáticas relacionadas con la incomprensión de situaciones sociales.
  • Favorecer la inclusión escolar y comunitaria.

Este artículo propone un manual estructurado paso a paso para trabajar la empatía en niños con autismo.


1. Niveles de la empatía

  1. Empatía cognitiva: comprender lo que otra persona piensa o siente.
  2. Empatía afectiva: compartir esas emociones.
  3. Respuesta empática: utilizar esa información para actuar de manera adecuada.

👉 En niños con TEA, suele ser más accesible entrenar primero la empatía cognitiva (reconocimiento de emociones) y luego avanzar hacia la empatía afectiva y conductual.


2. Principios básicos para entrenar la empatía en TEA

  • Visualizar emociones con apoyos gráficos (pictogramas, fotos, emojis).
  • Partir de lo concreto y progresar hacia lo abstracto.
  • Uso de modelado y juego de roles.
  • Refuerzo positivo inmediato ante conductas empáticas.
  • Generalización en entornos reales: del aula y la terapia al recreo y el hogar.

3. Programa progresivo de actividades

Etapa 1: Identificación de emociones en uno mismo

  • Usar espejos: niño imita caras de felicidad, tristeza, enfado, sorpresa.
  • Panel visual de emociones para que elijas “cómo me siento hoy”.
  • Canciones infantiles sobre emociones.

Etapa 2: Reconocimiento de emociones en otros

  • Tarjetas con fotos de niños expresando emociones.
  • Juegos de emparejar expresiones con pictogramas y palabras.
  • Vídeos cortos y pausados ​​para señalar qué siente cada personaje.

Etapa 3: Comprender las causas de la emoción

  • Historias sociales: “Juan está triste porque se rompió su juguete”.
  • Preguntas guiadas: ¿cómo crees que se siente?, ¿por qué?
  • Juegos de secuencias: causa → emoción → resultado.

Etapa 4: Responder con conducta empática

  • Juego de roles: un compañero finge estar triste y el niño practica ofrecer ayuda.
  • Enseñar frases modelo: “¿Quieres jugar conmigo?”, “Te presto el mío”.
  • Reforzar cada intento de respuesta positiva con elogios y fichas motivadoras.

Etapa 5: Generalización en la vida diaria

  • En casa: practicar empatía con hermanos o familiares.
  • En recreo: docente guía al niño a reconocer si alguien está solo o triste.
  • Evaluar periódicamente con observaciones y registros de conducta.

4. Estrategias adquiridas

  • Juego simbólico guiado: muñecos con distintas emociones, dramatizar escenas.
  • Cuentos y literatura infantil: leer relatos y preguntar cómo creen que se sienten los personajes.
  • Tecnología y aplicaciones: software como Emotionary , Autism Emotion o MiiToo para entrenar reconocimiento emocional.
  • Caja de soluciones: enseña que ante cada emoción se puede elegir entre varias respuestas adecuadas.

5. Rol de la familia

  • Validar las emociones del niño: “entiendo que estés enfadado”.
  • Modelar conductas empáticas delante de él (“voy a ayudar a tu hermana porque está cansada”).
  • Paciencia: no exigen respuestas emocionales rápidas.
  • Reforzar con abrazos, elogios y actividades que le gusten cuando muestre empatía.

6. Rol de la escuela

  • Panel de emociones en clase.
  • Reuniones de grupo donde cada alumno explica cómo se siente.
  • Tutorías que refuercen habilidades sociales.
  • Trabajo conjunto con orientadores y logopedas para mantener la coherencia entre aulas y terapias externas.

7. Caso práctico

Lucía, de 7 años con TEA, no respondía cuando otros niños lloraban. Mediante el uso de una tabla de pictogramas con expresiones faciales, aprendió a identificar primero tristeza y alegría. Se implementaron historias sociales con muñecos. En pocos meses, cuando veía a un compañero frustrado, comenzó a ofrecer un juguete de manera espontánea.


8. Evaluación de progresos

  • Escalas de observación de empatía adaptadas al aula.
  • Registro diario de situaciones en las que identificó emociones ajenas.
  • Retroalimentación en reuniones familia–escuela.

9. Beneficios a largo plazo

  • Mejora en la integración social .
  • Reducción de comportamientos disruptivos.
  • Aumento de la comprensión lectora (al mejorar teoría de la mente).
  • Fortalecimiento de la autoestima al ser aceptado por su grupo de iguales.

La empatía no es un rasgo fijo, es una competencia entrenable . Con programas progresivos, estrategias visuales y apoyo constante de familia y escuela, los niños con TEA pueden aprender a reconocer, comprender y responder a las emociones de los demás .

👉 La empatía abre puertas a la amistad, a la inclusión auténtica ya un mayor bienestar emocional.


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