Una guía práctica, vivencial y flexible.


Introducción: mucho antes de las palabras

Recuerdo cuando intentábamos que mi hijo nos dijera qué quería. La frustración llenaba la casa: no encontraba las palabras, lloraba, se desesperaba. Un día, descubrimos que no hacía falta hablar para comunicarnos. Su mirada hacia un juguete, la manera en que me tomaba de la mano o incluso cómo me daba la espalda… todo eran señales.

Ese fue el primer paso hacia un mundo nuevo: aprender a leer y entrenar la comunicación no verbal .

En los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) , la comunicación no verbal (gestos, miradas, posturas, expresiones) es muchas veces el lenguaje inicial y más natural . Potenciarla no significa renunciar al lenguaje oral, sino abrir una puerta a la interacción social .


¿Por qué es tan importante la comunicación no verbal en TEA?

  • Porque permite expresar emociones cuando las palabras fallan.
  • Porque genera conexión con el entorno (una simple mirada compartida es un logro enorme).
  • Porque reduce la frustración y las conductas desafiantes.
  • Porque ofrece un puente hacia el desarrollo del lenguaje verbal.

👉 El día que mi hijo me tomó del brazo y me señaló la cocina sin decir nada, supe que se estaba comunicando conmigo. No era “silencio”, era un mensaje claro.


Dificultades habituales

Muchos niños con TEA encuentran obstáculos como:

  • Evitar el contacto visual.
  • Rigidez en movimientos.
  • Dificultades para imitar gestos.
  • Poca comprensión de señales no verbales de los demás.

Aunque parezcan pequeños detalles, cada uno puede trabajarse con paciencia y creatividad.


Estrategias en casa

En el hogar, lo cotidiano es la mejor terapia.

  • Juegos de imitación frente al espejo: hacer gestos simples (besar, guiñar, inflar los cachetes) y dejar que el niño imite.
  • Rutinas con gestos: antes de ir a dormir, levantar dedo al decir “último cuento”. Antes de comer, juntar las manos como “a la mesa”.
  • Historias con fotos familiares: mirar juntos imágenes y exagerar expresiones de alegría, sorpresa o enfado.
  • Uso de pictogramas junto a gestos: señalar, mostrar tarjeta y acompañar con mirada o sonrisa.

💡 En nuestra casa, imitábamos sonidos de animales con gestos exagerados. Al inicio parecía juego, después fue comunicación real: él hacía el gesto del perro y todos entendíamos qué quería decir.


Estrategias en el aula

La escuela es un terreno fértil para entrenar comunicación no verbal.

  • Señales visuales claras: levante la tarjeta roja para “detenerse”, verde para “seguir”.
  • Trabajo en parejas con juegos de mímica: uno realiza gesto, el otro adivina.
  • Teatro inclusivo: muy útil para expresar emociones sin palabras.
  • Turnos con gestos acordados: levantar la mano, señalar al compañero, asentir con cabeza.

👉 Recuerdo asistir como padre a una clase de teatro inclusivo. Ver a mi hijo expresar alegría sin decir palabra, solo moviendo sus manos, me emocionó profundamente.


Técnicas profesionales

Los terapeutas suelen combinar diferentes recursos:

  • Comunicación Total (Benson Schaeffer): unir palabra, gesto y signo de forma simultánea.
  • Sistemas aumentativos de signos: adapta lengua de signos básicos para rutinas.
  • Musicoterapia con gestos: canciones con movimientos repetitivos que ayudan a comprender e imitar.
  • Floortime y juego compartido: responde a cualquier gesto del niño como forma de comunicación válida.

Historias reales que inspiran

  • Un con TEA severo que no hablaba comenzó a usar un gesto de “pulgar arriba” para expresar que al niño le gustaba algo. Ese simple gesto cambió su participación en el aula.
  • En mi caso, mi hijo aprendió primero a darme la mano para pedirme ayuda antes de intentar usar palabras. Fue su forma de decir: “quiero compartir contigo”.

Recursos visuales y herramientas


Cierre reflexivo

La comunicación no verbal no es una “fase secundaria” ni un sustituto pobre del habla. Es un lenguaje completo en sí mismo que, para muchos niños con TEA, representa el comienzo de la conexión con el mundo.

👉 Como padre, entendí que cada mirada fugaz, cada dedo señalando un objeto, cada sonrisa tímida eran auténticos diálogos. Y si somos capaces de escuchar esas formas de comunicación, damos a nuestros hijos la oportunidad de ser entendidos, amados y respetados tal como son.

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