Introducción
El autismo (TEA) no es una enfermedad, sino una condición neurobiológica que influye en la manera en que una persona procesa la información, se comunica y se relaciona con el mundo. Una de las áreas más difíciles para muchos niños con TEA es la regulación emocional: niveles elevados de ansiedad, problemas de sueño, dificultad para manejar la frustración y crisis de sobrecarga sensorial.
La relajación no significa “forzar la calma”, sino ofrecer estrategias y espacios para que el niño aprenda a autorregularse, reduciendo el estrés y favoreciendo su bienestar emocional y cognitivo.
Este artículo propone un manual paso a paso con ejercicios prácticos, para aplicar en casa, en la escuela y en contextos terapéuticos.
Paso 1: Preparar el entorno
📌 Objetivo: crear un espacio predecible y acogedor.
- Escoger un lugar tranquilo, con pocos estímulos visuales y sonoros.
- Reducir luces intensas o ruidos de fondo.
- Usar música relajante suave (instrumental, naturaleza).
- Incorporar objetos de autorregulación: pelotas antiestrés, mantas con peso, cojines sensoriales.
🔎 Ejemplo real: Una familia en Valencia creó “el rincón de la calma” con cojín grande, pared pintada en azul, libros sensoriales y auriculares con ruido blanco. El niño acude allí voluntariamente cuando se siente sobrecargado.
Paso 2: Introducir la respiración consciente
📌 Objetivo: enseñar al niño a tomar conciencia del aire como un recurso calmante.
Técnicas
- El globo: se le pide que infle un globo imaginario con su barriga. Inhalar por la nariz → inflar → exhalar por la boca y desinflar.
- La vela: imaginar que soplan una vela suavemente, no de golpe.
- La tortuga: meter la cabeza en los hombros al inhalar y sacarla lentamente al exhalar.
💡 Tip: empezar con 3 respiraciones, sin forzar tiempos largos.
Paso 3: Relajación muscular progresiva
📌 Objetivo: ayudar al niño a identificar tensión y aprender a soltarla.
Ejercicio guiado
- Decirle: “apreta tus puños fuerte, fuerte”.
- Mantener 5 segundos.
- Soltar y sacudir suavemente.
- Repetir con otros músculos (hombros, piernas, cara).
👉 Esto aumenta la percepción corporal y la sensación de control.
Paso 4: Uso de narraciones guiadas
📌 Objetivo: integrar atención, imaginación y calma.
- Historia del globo aerostático: el niño imagina que sube lentamente y observa paisajes tranquilos.
- Viaje al mar: imaginar sonidos de olas y sentir la brisa.
- El bosque mágico: escuchar cantos de pájaros y ver luces suaves entre árboles.
🎧 Recomendación: grabar la voz de un familiar narrando para ofrecer seguridad.
Paso 5: Incorporar el movimiento
Muchos niños con TEA se relajan a través de la actividad física rítmica.
- Balancearse suavemente en un columpio.
- Ejercicios de yoga adaptado (postura del árbol, perro boca abajo).
- Saltos suaves en cama elástica pequeña.
- Paseo consciente: caminar despacio contando pasos.
💡 Tip para docentes: crear “minipausas de movimiento” de 5 minutos en clase.
Paso 6: Estimulación sensorial calmante
En lugar de evitar totalmente los estímulos, se trata de seleccionar aquellos que generan paz.
- Tacto: arena mágica, plastilina suave, cepillos sensoriales.
- Oído: auriculares con sonidos de lluvia o pájaros.
- Vista: botellas sensoriales con purpurina.
- Propiocepción: mantas con peso o abrazos fuertes (si el niño los acepta).
Paso 7: Estrategias de relajación social
La calma no siempre se alcanza en soledad:
- Juego compartido en silencio (dibujar juntos, ordenar fichas).
- Lectura compartida de un cuento breve.
- Construcción de torres con bloques sin prisa.
Esto refuerza vínculos afectivos y transmite que la relajación también puede ser socialmente compartida.
Ejemplo de rutina diaria (10 minutos)
- 2 minutos de respiración con “el globo”.
- 3 minutos de relajación muscular (puños, hombros, cara).
- 3 minutos de narración guiada (cuento del mar).
- 2 minutos de manipulación sensorial (pelota blanda o plastilina).
👉 Una rutina simple y constante que poco a poco se interioriza.
Adaptaciones según edad
- 3-6 años: juegos simbólicos sencillos (globo, soplar vela, cuento corto).
- 7-10 años: ejercicios más estructurados de respiración y musculares.
- 11+ años: técnicas de mindfulness adaptado y autorregulación consciente.
Consejos clave para padres y docentes
- No obligar nunca a relajarse → provocar rechazo.
- Introducir las técnicas en momentos tranquilos, no solo en crisis.
- Comenzar con sesiones cortas y repetitivas.
- Ser modelo: practicar la técnica junto al niño.
- Reforzar siempre con elogios simples: “¡qué bien lo hiciste!”.
Conclusión
Las técnicas de relajación en niños con autismo son herramientas poderosas para promover calma, seguridad y confianza. No eliminan las dificultades de base, pero sí ayudan a reducir ansiedad, prevenir crisis y mejorar la calidad de vida tanto del niño como de su entorno.
La clave no está en la perfección, sino en la constancia, la paciencia y la adaptación individualizada.