Los árboles escogidos

 

Los dioses, según una leyenda antigua, escogieron a ciertos árboles para tenerlos  bajo su protección especial. Zeus eligió el roble, Afrodita  el mirto, Apolo el laurel, Cibeles el pino, y Heracles el álamo. Atenea, preguntándose por qué ellos habían preferido árboles a los que no se les aprovecha la fruta, preguntó la razón de su opción. Zeus  contestó:

–Es que no deseamos parecer desear fervientemente el honor por la fruta.–

Pero replicó Atenea:

–Le digo a cualquiera que la aceituna es mi más querido árbol debido a su fruta.–

Zeus entonces dijo:

–Mi hija, te llaman correctamente sabia; ya que a menos que lo que hagamos sea útil, la gloria por ello sería vana.–

 

La utilidad de toda acción o acto, lo determina la bondad de su producto.

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