Las cabras, que habían obtenido su barba por una petición a Zeus, produjo que los cabros quedaran profundamente disgustados y se quejaban de que las hembras los igualaran en dignidad.
–Permítales–dijo Zeus, –de que ellas disfruten de un honor vacío y de que asuman la insignia de su noble sexo, en tanto que ellas no los igualarán a ustedes en fuerza o coraje.–
No importa si otros se parecen exteriormente a nosotros, si conocemos muy bien las diferencias en las cualidades interiores.
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