El hombre calvo y la mosca

 

 

Un mosquito, para alimentarse, se posaba sobre la cabeza desnuda de un hombre calvo, quien  procurando destruirlo, se dio una pesada palmada. Huyendo, el mosquito dijo en tono burlón:

–Usted, que ha buscado venganza, hasta con la muerte, por la presencia de un insecto diminuto, vea qué daño se ha hecho por añadir su propio  insulto a la herida.–

El hombre calvo contestó:

–Puedo hacer fácilmente la paz conmigo, porque sé que yo no tenía ninguna intención de dañarme. Pero en cuanto a usted, un insecto mal favorecido y desdeñable que se deleita con sorber la sangre humana, lamento que yo no pudiera haberle matado aun si yo hubiera incurrido en una pena más pesada.–

 

Muchas veces, por no pensar en defendernos con un plan adecuado, el daño nos lo hacemos nosotros mismos.

 

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