La mujer intratable

 

 

Tenía un hombre una esposa siempre malhumorada con todas las gentes de su casa. Queriendo saber si sería de igual humor con los criados de su padre, la envió a casa de éste con un pretexto cualquiera.

 

De regreso después de unos días, le preguntó el marido cómo la habían tratado los criados en casa de su padre, y ella respondió:

 

-Los pastores y los boyeros sólo me miraban de reojo.

 

-Pues si tan mal te miraban, los que salen con los rebaños al despuntar el día y no vuelven hasta el empezar la noche, ¿cómo te mirarían todos aquellos con quienes pasabas el día entero?

 

Pequeños signos nos señalan grandes cosas, y débiles luces nos muestran secretos ocultos.

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