El cazador y el jinete ladrón

 

Un cierto cazador, habiendo cogido con su lazo a una liebre, la colocó sobre sus hombros y se dirigió a su casa. En el camino encontró a un hombre a caballo que le pidió le vendiera la liebre.

Sin embargo, cuando el jinete tuvo en sus manos la liebre, corrió en el caballo tan lejos y tan rápido como pudo.  El cazador lo persiguió, seguro de que lo alcanzaría, pero el jinete aumentaba cada vez más la distancia entre ellos.

El cazador, profundamente contra su voluntad, le gritó diciéndole:

–¡Llévatela contigo! pues ahora la liebre será mi regalo para ti.–

 

Cuando definitivamente no se puede remediar una situación indeseada, aceptarla con resignación es la mejor decisión.

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