El caballo y el asno

 

Un caballo, orgulloso de su parafernalia fina, encontró un asno en la carretera.

El asno, que iba pesadamente cargado, caminaba despacio por el camino.

–Apenas–, dijo el caballo, –puedo yo resistir a darte una patada con mis talones, pues veo que solamente sirves para manejar cargas.

El asno mantuvo su paciencia, y sólo hizo una petición silenciosa a la justicia de los dioses.

No mucho tiempo después el caballo tuvo problemas de salud, y su dueño lo envió a trabajar a la granja.

El asno, viéndolo jalar una pesada carreta, así se mofó de él:

–¿Dónde, oh jactancioso, está ahora toda tu alegre parafernalia, y quién eres ahora reducido a la condición de cargador, a la que tan recientemente me trataste con desprecio?’

 

Nunca te mofes de una situación incómoda de tu prójimo, pues no sabes en que momento podrías estar igual o peor que él.

Facebooktwitterpinterest

Deja un comentario