Un águila bajó de su vuelo y pidió a un león hacer una alianza con ella para su mutua conveniencia. El león contestó:
–No tengo ninguna otra objeción, excepto que usted debe perdonarme por requerir cómo encontraré la seguridad de su buena fe, porque ¿cómo puedo confiar en alguien como amigo, si es capaz de irse volando y abandonar su compromiso cada vez que le complazca?–
Antes de confiar a ciegas, primero deben de pedirse verdaderas válidas garantías.