Un asno, perteneciente a un vendedor de hierbas que le daba muy poco alimento y demasiado trabajo, le hizo una petición a Zeus para ser liberado de su servicio presente y ser pasado a otro amo.
Zeus, después de advertirle que se arrepentiría de su petición, hizo que fuera vendido a un fabricante de azulejos.
Poco después, encontrando que él tenía cargas más pesadas para llevar y trabajo más difícil en este nuevo campo, él solicitó otro cambio de amo.
Zeus, diciéndole que esta sería la última vez que él podría conceder su petición, ordenó ser vendido a un curtidor.
El asno encontró que había caído en peores manos, pues al notar la ocupación de su maestro, dijo, lamentándose:
-Habría sido mejor para mí para haber sido privado de comida, o haber sido abusado por el otro de mis antiguos amos, que haber sido comprado por mi dueño presente, que después de muerto secará mi piel y así le seguiré siendo útil aunque ya
yo no esté presente.»
Las cosas buenas se aprecian más cuando se han ido.