Un toro que escapaba de un león, entró en una cueva donde los pastores solían albergar a sus rebaños en condiciones de tormenta y de noches frías. Sucedió entonces que una de las cabras se había quedado atrás, y el toro apenas había entrado cuando esta cabra bajó la cabeza y corrió hacia él, golpeándolo con sus cuernos. Como el León todavía rondaba por la entrada de la cueva, el Toro tuvo que someterse al insulto.
“No pienses”, dijo, “que me someto a tu tratamiento cobarde porque te tengo miedo. Cuando ese León se vaya, te enseñaré una lección que no olvidarás.
Es malo aprovecharse de la angustia de otro.
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