El carnicero y los dos jóvenes

 

 

Se hallaban dos jóvenes comprando carne en el mismo establecimiento. Viendo ocupado al carnicero en otro sitio, uno de los muchachos robó unos restos y los arrojó en el bolsillo del otro.

 

Al volverse el carnicero y notar la falta de los trozos, acusó a los dos muchachos.

 

Pero el que los había cogido juró que no los tenía, y el que los tenía juró que no los había cogido. Comprendiendo su argucia, les dijo el carnicero:

 

-Podéis escapar de mí por un falso juramento, pero no escaparéis ante los dioses.

 

Los falsos juramentos no dejan de serlo aunque se disfracen de verdad.

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