La terapia de juego como forma de ayudar a los niños
Algunos adultos piensan que el juego de niños es mera diversión , o una manera de pasar el tiempo. En realidad, el juego imaginativo y creativo ayuda al crecimiento cognitivo y al ajuste emocional del niño. A través del juego, un niño desarrolla confianza en sí mismo, una autoimagen positiva y aprende a expresar sentimientos, a tomar decisiones y a enfrentar situaciones de la vida real. Como tal, el juego puede ser terapéutico, ayudando a un niño a lidiar y superar problemas que inhiben su desarrollo normal.
¿Cómo funciona la terapia de juego ?
La terapia de juego le ofrece al niño un lugar seguro para jugar, en lugar de hablar, sobre sus pensamientos, sentimientos y problemas. El terapeuta elige juguetes que fomentan el «juego de fantasía», como arcilla, arena, agua, materiales de dibujo y títeres o marionetas, así como juguetes que le permiten al niño representar escenarios de la vida real. El terapeuta construye una relación cálida y de apoyo con el pequeño, lo que lo alienta a abrirse a través del lenguaje simbólico del juego.
Durante una sesión de terapia, se establecen pocos límites y el niño tiene total libertad para controlar su juego y sus acciones. En un entorno tan protector y al mismo tiempo empoderador, el niño generalmente lleva al terapeuta a la fuente de su perturbación emocional mediante su actividad y comportamiento. El terapeuta utiliza técnicas de desarrollo apropiadas para ayudar al niño a dejar de lado los sentimientos negativos o restrictivos y desarrollar mecanismos para usar en la vida real.
¿Quién puede beneficiarse de la terapia de juego?
Todos los niños pasan por etapas o una «crisis» emocional ocasional. Pero algunos niños tienen problemas graves, a menudo causados por:
- Divorcio, separación u otros cambios en una situación familiar.
- Enfermedad crónica
- Sordera u otros retos físicos.
- Dolor
- Hospitalización
- Discapacidades de aprendizaje u otros desafíos mentales
Un niño que necesita ayuda muestra los siguientes rasgos o comportamientos:
- Pobre rendimiento académico
- Mala relación con compañeros o hermanos
- Mojar la cama (después del entrenamiento para dejar pañales)
- Problemas de lectura
- Inmadurez social
- Dificultades de habla
- Negativa a hablar
- Preocupación excesiva, enfado, tristeza o ansiedad.
- Fobias
- Comportamiento agresivo o de actuación.
Primera Sesión y más allá …
Durante la primera sesión, el terapeuta describe el proceso de tratamiento, la participación de los padres, la terminación del tratamiento y el coste. Se revisa confidencialmente por parte de los padres antes de que pueda comenzar la terapia.
El terapeuta habla con los tutores, responsables o padres para aprender más sobre el problema: cuánto tiempo ha estado presente, cómo han tratado de resolverlo y cómo afecta la vida del niño y a los miembros de la familia. Luego, el niño conoce al terapeuta, la sala de juegos y comienza el proceso terapéutico. Por lo general, un niño acudirá a terapia de juego dos o tres veces por semana. La duración del tratamiento varía.
El nivel de funcionamiento del niño, durante la sesión y en el hogar, empeorará y mejorará a lo largo de la duración del tratamiento. Una vez que el niño ha superado su problema y ha alcanzado un estado de salud emocional y un nivel de funcionamiento apropiado para su edad y etapa de desarrollo, está listo para terminar con la terapia de juego.
Saber si un niño necesita ayuda profesional no siempre es fácil. Solicite orientación a su médico de cabecera o a un profesional de salud mental.
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