Autorregulación para niños: Enseñando a establecer los límites

Cómo establecer límites: Ayudando a los niños a aprender la autorregulación

 

Al establecer límites para los niños, les estamos ayudando a aprender a autorregularse, es decir, a establecer límites por ellos mismos. El proceso para aprender la autorregulación y el autocontrol de los niños, comienza en la infancia, y va creciendo a medida que los bebés empiezan a desarrollar un sentido de sí mismo. Usted como madre o padre puede ayudar proveyendo a sus hijos de un cuidado responsable, y asegurándose de que tenga apegos seguros a los otros adultos que lo cuidan. Desde un principio, establezca límites claros y proporcione explicaciones sencillas («No muerdas, eso duele a mamá».) A medida que su bebé crece, trate de ser coherente:  establecer reglas y consecuencias. El objetivo es guiar a los niños y poner límites para que se sientan apoyados y valorados, no juzgados y rechazados.

 

Aprender a lidiar con la frustración

El proceso de aprendizaje del autocontrol está estrechamente relacionado con el modo en que el niño se siente sobre sí mismo y las frustraciones que forman parte de su vida cotidiana. Los niños necesitan ayuda para  la construcción de su tolerancia y eliminar sus posibles  frustraciones. Una de las mejores formas de hacer que esto suceda en los niños,  es darle oportunidades para que  tomen sus propias decisiones . Ayudarlos a seguir las decisiones puede ser difícil, pero es importante que  experimenten las consecuencias de sus elecciones (al menos una parte del tiempo). De manera similar, cuando le dé a su hijo una opción, honre su decisión. Por supuesto, no todo puede ser una opción y no todo es negociable. No se debe permitir que los niños se lastimen a sí mismos o a otras personas (verbal o físicamente) o destruyan objetos. No pueden dominar todas las interacciones familiares. A veces los adultos tienen que decir «no».

 

Comportamiento agresivo en los niños

La agresión física (morder, empujar, golpear, tirar) es muy común en los primeros años. Algunas veces, los episodios de  agresión se pueden prevenir antes de que comiencen. La anticipación es siempre útil y alivia el estrés tanto para los adultos como para los  pequeños. Cuando sea posible, alerte a los niños antes de las transiciones, como el final de un  tiempo de juego. Recompensar el comportamiento deseado ayudará a los niños a aprender lo que se espera de ellos. Cuando el problema se repita, analice la situación y haga cambios que lleguen a la raíz del problema. Tenga tan pocas reglas como sea posible, pero hágalas cumplir. Sea persistente porque a menudo se necesita repetir la experiencia  para que el aprendizaje tenga éxito.

 

Tomar acción en el tiempo adecuado

Cuando los niños juegan juntos, los estados de ánimo pueden cambiar rápidamente, y la tensión puede rápidamente construir o resolver. Con el tiempo, los padres quieren enseñar a los niños a resolver sus propios problemas. Pero, ¿cuándo es mejor involucrarse y cuándo se debe permitir que los niños manejen la situación ellos mismos? Pregúntese: Si esto continúa, ¿cuál es la probabilidad de que alguien se lastime o algo sea dañado? Si el problema realmente se está produciendo, sea decisivo. Tome medidas antes de que su hijo lo haga.

Desafortunadamente, los niños no siempre dejan de golpear, agarrar o lanzar simplemente porque les pedimos que lo hagan. En estos casos, estos pasos pueden ayudar:

  • Dígale a su niño específicamente lo qué usted espera que el/ella haga, y ayude a llevarlo/a en esa dirección.
  • Si es necesario, aleje  al niño de la situación inmediatamente.
  • Comente los sentimientos y las reglas después cuando se está más tranquila.
  • Involucre al niño a decidir cuándo es el momento de volver a la actividad anterior. Ayúdale a regresar y tener más éxito.
  • Si el niño repite el comportamiento, quítela de la situación otra vez.

 

 

Tiempo de espera y descanso

Cuando un niño parece tener dificultad para calmar o regular sus sentimientos, pueden ser útiles los «tiempos de espera». Sin embargo, es fácil para un niño sentirse emocionalmente abandonado si se le  envía a una habitación separada. Unos cuantos minutos en una «silla de descanso» o un «rincón tranquilo» en la misma habitación que el padre, el maestro o el cuidador pueden ser reconfortantes. Permita a los niños un tiempo para recuperar el control sin sentirse indebidamente ansioso o rechazado.

 

 

Variedad de juegos y experiencias

Los niños a menudo parecen tener una energía ilimitada. Usted puede ayudar a sus hijos a regularse y controlarse,  proporcionandoles tiempo y espacio para las actividades de ejercicio y motricidad gruesa como correr y saltar. Un tiempo especial para estas actividades  también puede proporcionar una salida excelente para mejorar la autorregulación en niños. Otras formas de aliviar la tensión y la agresión difusa pueden ser:  trabajar con arcilla, martillar en un banco de trabajo o participar en  juegos físicamente activos. Tenga en cuenta que los niños son menos propensos a ser agresivos cuando participan en juegos o proyectos que disfrutan y les gustan. Siempre es útil mantener el día tan interesante como sea posible proporcionando una variedad de experiencias y actividades para sus hijos.

 

 

Reconocer sus puntos de ira

Es particularmente importante que los adultos reconozcan y manejen su propia ira en momentos difíciles con niños pequeños. No es necesario fingir que estás bien cuando estás realmente enfadado. Hable  de sus sentimientos con sus niños a medida que sienta que su ira aumenta. Si siente que está demasiado enojado para tomar una buena decisión, espere unos minutos y piénselo antes de responder.

 

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