Durante muchos años la región del Mediterráneo se ha asociado con una salud física superior. En un estudio se descubrió que el consumo de alimentos mediterráneos ricos en aceite, como el pescado y el marisco, ayuda a mejorar el bienestar general.
Se ha demostrado que una dieta mediterránea, que consiste en el consumo regular de frutas, verduras, legumbres, pescado, aceite de oliva y frutos secos, reduce las posibilidades de padecer enfermedades crónicas. Las regiones en las que la gente se alimenta de ella también tienen una menor tasa de mortalidad. Sin embargo, aún no están claras las consecuencias para el bienestar físico y mental. El aceite de oliva es la principal fuente de grasa para la calidad nutricional y se recomienda un consumo moderado de vino, así como de pescado, carne magra y huevos, todos ellos presentes en las dietas mediterráneas.
Los investigadores, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y de la Universidad de Navarra en España, realizaron un estudio de cuatro años de duración sobre los hábitos alimentarios de más de 11.000 estudiantes universitarios. Los datos sobre la ingesta alimentaria se tomaron al principio del estudio y se midió la calidad de vida percibida por los mismos después del período de cuatro años. Para determinar si se seguía la dieta mediterránea, el consumo de verduras, legumbres, frutas, frutos secos, cereales y pescado se valoró positivamente en un cuestionario y la carne, los productos lácteos y el alcohol se valoraron negativamente. Los resultados mostraron que los que se ceñían más a la dieta mediterránea puntuaban más alto en el cuestionario de calidad de vida en términos de bienestar físico y mental, siendo aún más fuerte el vínculo con el bienestar físico.
Así que la próxima vez que vayas a almorzar o a cenar, tal vez deberías optar por la dieta mediterránea, ¡puede ser un salvavidas!
